El peeling químico consiste en la aplicación de sustancias químicas sobre la superficie de la piel con el fin de obtener una exfoliación o descamación de las capas más superficiales de la piel. Se pueden utilizar diferentes tipos de ácido dependiendo del tipo de piel y de la profundidad que se quiera alcanzar. Los más usados son el ácido glicólico, el acetilsalicílico, el mandélico, el azelaico, el tricloroacético y otros más. Posteriormente la piel descamada es reemplazada por una nueva que da un aspecto más suave, fresco y juvenil y deja un tono de piel más uniforme. Es un tratamiento que debe ser realizado bajo supervisión médica ya que su mal uso puede ocasionar quemaduras, cicatrices o manchas permanentes. Es muy importante el cuidado posterior de la piel, inicialmente con sustancias, reparadoras e hidratantes, el uso constante de bloqueadores solares y el cuidado extremo con la exposición solar.
El Peeling Químico restaura las capas superficiales de la piel dejando una apariencia más suave, homogenea y juvenil.